Por: Harold Pardey / Satélite Sursystem
A principios del siglo XXI, la academia univalluna me vomitó a la economía de mercado, y mientras vagabundeaba como flâneur por las arterias psikotrópicas de Kalicalabozo, mis sentidos fueron electrocutados por la rebel music y la gráfika fanzinera, de las tribus urbanas que estudiaba para mi trabajo de grado sobre las prácticas estéticas de los barristas rojos y verdes. No existía Facebook, tampoco twitter, y el Blanco y Negro te podía llevar en $500 a Pance, la gruta no había muerto, y la mechita estaba en primera. Imágenes del movimiento antiglobalización en Seattle, Praga y Génova, alteraban mi psiquis, y conocía otras formas de comunicación posible con Indymedia. Ignacio Ramonet y Noam Chomsky me invitaban a la desintoxicación de los mass media. Los zapatistas organizaban enkuentros intergalácticos contra el Neoliberalismo, y alertaban sobre las 7 guerras mundiales, una de ellas, la de la información.
Junto a otrxs parcerxs (Wintermute, Afromestiza, Neo Skil Walker, Kontra, V8, M79, Juan Woodstock) que nos conocimos en la calicomarca, con birra en mano y con el olor de la greda escondido en los vientos del litoral pacífico, y el chontaduro galáctico en sus esquinas hip hoperas, fuimos atrapados por la magia intravenosa del mestizaje como un lenguaje sin idioma, escrito con sonidos, gráfica y acciones callejeras, utilizado por quienes resisten localmente con los medios a su alcance y se unen a otrxs en otro lugar del mundo que de igual manera resisten, autogestionan y actúan para crear vías alternas al pensamiento único gobernante del neoliberalismo y a su ejército de orcos asesinos.
Desde esos espacios autónomos y rebeldes, extendidos por todo el planeta tierra, y bajo la clave de la resistencia cultural contenida en músicas mestizas y acciones directas contra el modelo de globalización dominante, nos inventamos la estación comunicacional Sursystem, para que fluyera la estética fanzinera, y la cultura colaborativa de alegre rebeldía, que se difuminaba desde Chiapas, para remixarla con nuestras sonoridades, desde el trabajo colectivo y baretero conspirado por sociólogos, comunicadores, literatos y diseñadores, todxs embrujados por el espíritu de patchanka global que inspiraba el sonidero de Mano Negra, Fabulosos Cadillacs, Hechos contra el decoro, Sergent García,, Fermín Muguruza, Panteón Rococó, Bob Marley and The Wailers y la única banda que realmente importa THE CLASH, la gran aventura de una generación piloteada por Joe Strummer, Mick Jones, Paul Simonon y Topper Headon, espíritus del rock más disruptivo, mestizo y atemporal que haya parido la isla de los Sex Pistols y The Beatles.
En la celebración de la primera patchanka zudaca que hicimos en el desaparecido multiculti del italiano Giacomo, con fecha gregoriano de un sábado capicúa de 2003 debutamos con la proyección del documental Westway to the world para comunicarle a la gente de este trópiko rockero, la brillante singularidad del estilo clashero y la pasión de su compromiso político que logró plasmar el espíritu de una época, y como en la década ochentera se convirtieron en un auténtico fenómeno mundial cuyo legado sigue actualmente influyendo en los mejores músicos emergentes y despertando el entusiasmo, cuando no la veneración, de nuevas audiencias.
Conocer su extraordinario legado discográfico que comprende cuatro álbumes: The Clash (1977), Give ‘Em Enough Rope (1978), Combat Rock (1982) y Cut The Crap (1985); las cuatro caras del legendario doble London Calling (1979) –por muchos considerado su obra cumbre–, y las seis del polémico, experimental y variopinto triple Sandinista! (1980), nos convirtió en melómanos de su furiosa apología del mestizaje musical sintetizada en la hibridación roquera con el reggae, junto a otros promiscuos escarceos con el dub, el funk, el jazz y el hip hop; que la convirtieron en una de las bandas más respetadas y sampleadas por sus compañeros de armas, DJs y demás especies mutantes.
Después las patchankas se multiplicaron en plena represión uribista, nacieron ganja partys, impresiones de fanzines Sursystem, Fuzil, Fanático Escarlata y la desaparición de la musa enferma con dedicatoria cyber punk a Joe Strummer, y la comunidad se colocaba la mítica remera del casetto the clash que hizo la tienda revolution en la calle quinta.
Luego como rude boy jamaiquino en puerto londinense año 1977, Sursystem emigró a Buenos Aires en el 2005 de la mano del zudakaboy, uno de los editores del fanzine que dio nombre al colectivo de djs de la ciudad de la furia, de Cali, Colombia para todo el planeta trampa. Aún se recuerda con nostalgia en Caballito, en la estación de los deseos aquella fantástica noche sound system del 6 de agosto del 2005, que apagó con desmesura el invierno crudo y babilónico. Un encuentro festivo con los venenos tropicales de lokombia, con el sabor a marimba, chirimía y guasá del folklore del pacífico y la energía sureña con las lyrics de Rodri de la Mota House, y la propuesta mestiza de Imperio Diablo.
La argentina-colombian conexion atrapó a 1.000 personas que se entregaron al mestizaje volcánico de los sonidos paridos por la magia de la rebel music, a lo largo y ancho del mar y los andes de América Latina. Luego recuerdo con alegría rebelde, aquel épico taller de comunicación alternativa, que hicimos en Mar del Plata en la III cumbre de los pueblos, y el cubrimiento que hicimos de la marcha antisaurón con otrxs guerreros de ZION. Sursystem empezaba a enriquecer su mensaje de mestizaje-globalización y música para todxs, participando en Sound Systems de la escena under de la ciudad de la furia, deleitando sus tímpanos con temas como Guns of Brixton, Spanish Bombs, Revolution Rock en diversas pistas solidarias con las luchas sociales, a los cuales iba con el pibe poeta poemuffin que conocí a través de los fanzines Sursystem en un parque de caballito, el barrio de Charly García.
Así llegué al corazón del Sound System en el cono sur, me sintonicé con FM La Tribu, y el movimiento de radios libres en Europa, los rizomas, el pensamiento libertario de guatari y deleuze radiaron el camino, enkontrando redes de experimentación, democratización de la tecnología, esquizofrenia lúdiconarrativas, autogestión colectiva, comunicación alternativa, educación trashumante; y sobretodo leer uno de los tantos mantras que escribió el maestro Berthold Bretch, y con los cuales simpatizaba Joe strummer: “La Radio podrá ser el más gigantesco medio de comunicación imaginable en la vida pública, un inmenso sistema de canalización. Lo será cuando no sea solo capaz de emitir sino también de recibir, en otras palabras si consigue que el oyente no solo escuchase sino también hablase, que no permaneciera aislado sino relacionado. Este es el comienzo de la radio”.
La comunicación alternativa es la que se dirige contra el abuso del poder comunicacional. La definición es válida si partimos de un diagnóstico inicial que nos indica que las posibilidades de emisión están desigualmente repartidas. La democratización de las posibilidades de constituirse en emisor atacan la concentración de poder comunicacional. En un segundo momento la definición es conflictiva qué pasa con los receptores?. Allí está el visaje, en las mediaciones.
En las radios libres se trata, de acumular otro capital, el de inteligencias colectivas que atacan los simulacros de la sociedad del espectáculo y sus habituales amplificadores, los mass media, que buscan domesticar a los transeúntes y a los habitantes del espacio urbano, con la misma carreta de siempre. La ciudad placebo, gentrificada, donde el orgasmo metálico del dinero, te conduce al hedonista destino individualista de renunciar a las utopías colectivas. La Radio libre es una escritura plural donde se conocen muchas escrituras de mujeres y hombres, que adoran viajar por el paisaje radial de la esfera sónica.
Para conspirar y montar una radio alternativa, urbana, comunitaria, callejera, pirata, ecléctica, insurgente, libre, contestataria, creativa, lúdica, piquetera, sin formato y fanzinera, solamente recomiendo la defensa radical de la imaginación, y buscar la articulación con otros medios impresos, digitales, audiovisuales o plataformas comunicativas, que ayudan a extender y participar en la construcción de marcos simbólicos diferentes a los que propone el pensamiento único.
De esos sentires hechos radio, radio, RAAAADIIIIIOOOO EN LA LLLECAAAAA, para seguir traxmitiendo delirio, sueño, performance, sound system, human beat box, radio bemba kontra BABYLON SYSTEM.